Fernando Cuautle

Yo podría hacer cine toda mi vida.

Foto: iEve González | Styling: Manuel Delgado | Grooming: Yesi Del Angel @ArtProMakeUp | Locación: café de museo kaluz |  Producción: Roger SH

Dixpa – Eres una persona con una formación actoral bastante amplia, ¿alguna vez has pensado en incursionar en el mundo de la dirección o escritura, ya sea para teatro, cine o televisión? 

Fernando Cuautle – Creo que, en algún momento. sí me gustaría probar la parte de dirección. Ya había nacido en mí la inquietud de comenzar a escribir algo, pero creo que hay varias cosas que, de repente, me impiden continuar. Una de ellas es que, al escribir, tengo ideas con las cuales no sé cómo avanzar: las leo y me viene la sensación de que ya no son tan interesantes como la primera vez que se me ocurrieron. Después, vuelvo a intentar la conexión con mis propuestas y termino diciendo “tal vez no funciona tan bien”. Esa es uno de los impedimentos principales: que la inspiración se me ha acabado y no sé cómo conseguirla de nuevo. La otra, pues, definitivamente es el recurso económico y la tarea de buscar apoyos: es algo muy, muy complejo para alguien que se dedica 100 % a la dirección, pero para mí como actor lo es todavía más. Pero si de algo estoy seguro, es de que, en algún momento, voy a dirigir porque me gusta muchísimo estar detrás de cámaras. Eso sí, ya he producido algunas y tengo algunos cortometrajes que han participado en festivales, como uno que está en Shorts México 2023.

DHeroico, tu más reciente proyecto, es una historia muy fuerte. ¿Qué aprendizajes actorales y personales te dejó este proyecto?

FCHeroico, de verdad, fue todo un viaje desde el principio. Desde que leí el guion me encantó y me fascinó el personaje: una de las primeras imágenes del tráiler es una escena donde Eugenio Sierra, el personaje que interpreto, tiene un semblante serio, cero expresivo y, de repente, sonríe. Esta acción define muy bien a mi personaje, además de que junto a David Zonana, el director de la película, siempre tuvimos claro que queríamos construir un antagonista que no fuera solamente malo, sino que tuviera matices, capas, y que, así como lo puedes odiar, también te puedes reír de él. Hay mucho carisma en Eugenio, además de ser seductor, y es por eso que cuando manipula no es agresivo, sino al contrario. Hace que quieras estar con él y le tengas confianza. Desde que abordé el personaje, me metí en lugares muy oscuros gracias a las experiencias de mis compañeros no actores, ya que varios de los cadetes que aparecen en la película realmente son ex cadetes del colegio militar. Ellos me contaron muchas historias para que yo pudiera comenzar a crear al personaje, porque lo que hay de información en internet sobre el colegio militar es prácticamente nula: apenas si pude encontrar algunos vídeos que me sirvieron, pero carnita de la que pudiera apoyarme al contar esta historia no encontré: no había. Gracias a estas pláticas, te digo, pude entender mejor muchísimas cosas y me di cuenta de que, los colegios militares, son mundos diferentes con jerarquías, maneras de comportarse, maneras de comer, maneras de sentarse en la mesa, lenguajes y palabras propias que no conocemos afuera. Un ejemplo de esto es que a la violencia física y psicológica que ejercen en quienes van entrando, y es parte de lo mostrado en el tráiler de la película, le llaman “ladillar”.

Con base en las experiencias de las personas con quienes platiqué, entendí lo difícil que es para cualquier militar el proceso de formación y acoplamiento a las rutinas del colegio y también que, muchas veces, lamentablemente entran no por convicción o iniciativas personales, sino por la necesidad de recibir un sueldo fijo o para tener aseguradas ciertas cosas. Por ejemplo, el personaje de Luis, protagonista de la película, entra a la institución por conseguir un seguro médico para su mamá: ya desde ahí veo un problema preocupante, porque estudiar o ejercer una profesión debería ser algo que te haga sentir vivo, que te nutra y te mantenga con dignidad. Dicho eso, difícilmente las profesiones o los trabajos al alcance de la mayoría cuentan con los beneficios y las prestaciones que te da el ejército, por lo que muchos de los cadetes que entran y permanecen lo hacen por necesidad. Después de todo lo que viví y aprendí durante el rodaje con mis compañeros, pienso que es importante abrir la conversación sobre salud mental dentro de la formación militar.

D – ¿Cómo fue desarrollar el papel que interpretas en Heroico

FC – Desde el primer ensayo que tuve con David, hubo una combinación de improvisaciones y un acercamiento actoral apelando a la intuición. Yo tenía cero conocimiento de todo lo que tuviera que ver con los militares, como te comenté, entonces apelé a mi intuición e hicimos algunas improvisaciones. Una cosa importante también fue el entrenamiento físico: nos ponían a correr, a hacer lagartijas y demás, usando el modo particular de hablar que tienen en el ejército, donde las órdenes son fuertes en todos los sentidos y es muy propio de esos regímenes marciales. Este tipo de estímulos, como actores, funcionan bastante porque ayudan a que puedas reaccionar de mejor manera, casi modificando tu memoria muscular para cuando comiencen los rodajes. Otro factor de mucha ayuda en este camino fue la música: diría que, en serio, soy una persona cuyos procesos creativos se ligan a lo musical de una manera superfuerte. Cada día al despertar, durante el mes y medio que grabamos la película, puse el himno del Heroico Colegio Militar porque me ayudaba a adentrarme en mi personaje y su mundo. Despertaba, me salía a correr y sabía que estaba corriendo por el personaje, pero si combinaba eso con la música y la locación, que fue el Centro Ceremonial Otomí, me ponía la piel chinita.

Fue increíble cómo poco a poco fui transformando mi energía, porque desde que conocí a estos ex cadetes y ahora amigos, me di cuenta de que tenían una vibra fuerte, casi tosca, podría decirse, pero era resultado de sus experiencias en el colegio. Mi trabajo era encontrarme en esa frecuencia porque, justo, lo que David me decía era ”oye, tú no solo eres uno de ellos. Tú eres el que manda. No te puedes ver ni sentir más chico en términos de presencia.” Y aunque, de entrada, casi todos me superaban en estatura, ellos son más altos, entonces ¿cómo le hago? Pues es una cosa de personalidad, de proyección, de adaptar la voz y el lenguaje corporal. Fue un proceso muy extenso, pero de verdad que lo gocé inmensamente.

D – Después de participar en dos películas, que fue Nevaj y Heroico, donde el ejército tiene un peso en la historia, ¿cuáles han sido tus reflexiones acerca de estos grupos o sobre estas personas que se unen al ejército? 

FC – Cada una va hacia lados distintos, porque, por ejemplo, Nevaj la grabé en Guatemala y trata de un suceso muy importante que ocurre en una época específica donde hubo un genocidio. Hablando del personaje que interpreté ahí, creo que apenas lo conforman algunas pinceladas: en algún momento está dentro de la milicia y se retratan, más bien, las experiencias que le atravesó y sobrevivió, además de que tiene un toque más hacia el lado de la fe porque el personaje creía mucho en Dios. En Heroico, por otro lado, vemos 100 % la vida militar en crudo.

Lo que me queda claro es que hay que poner atención en la formación de los militares, porque de repente podría parecer que está normalizada la violencia como parte de la educación y el adiestramiento. Justo tras el lanzamiento del tráiler de Heroico, hubo muchos comentarios que respaldaban toda esta normalización y justificación del maltrato físico y psicológico, alegando cosas como “¿qué esperaban? No están formando monjas” o cosas mucho, mucho más agresivas y sesgadas. Si como sociedad nos olvidamos del bienestar psicológico de quienes entran a esas instituciones, una vez que se gradúan es todavía peor. No debemos olvidar que son seres humanos y no sabemos qué abusos, traumas, manipulaciones o experiencias negativas hayan vivido a lo largo de los años.

D – ¿Cómo enfrentas las críticas negativas a los proyectos en los que participas?

FC – Tuve una primera gran lección al respecto después de Nuevo Orden, de Michel Franco, que fue mi película anterior y generó mucha polémica. Casi todo el mundo atacó durísimo al proyecto y entre que había gente encantada con la película y otras tantas que no, terminé poniéndole más atención a los comentarios negativos y, de repente, se volvía un asunto personal. Veo lógico que si dicen algo de ti o del lugar donde trabajas, evidentemente terminarás sintiendo algo porque eres parte del objetivo de los juicios, las burlas y las quejas. La verdad es que, cuando pasó eso, sí me sentí un poco bajoneado: era feo que estuvieran diciendo algo a lo que yo le había puesto tanto corazón, algo a lo que me dedico desde hace años.

Desde entonces, aunque haya comentarios negativos, trato de centrarme más en los comentarios buenos y lo tomo más calmado. Cada quien tiene el derecho a su opinión y es completamente válida. Con Heroico, se está debatiendo mucho sobre la película en redes sociales, pero antes que molestarme, creo que eso abre la puerta a temas mucho más urgentes y gigantes como lo es la necesidad de prestar atención a y mayor cuidado a la salud mental en el periodo de formación militar. Lo que sí es preocupante, por otro lado, son las situaciones que le han ocurrido a personas como Santiago Sandoval, mi amigo, que aparece en la película, es ex-cadete y sí ha recibido amenazas contra su integridad física.

D – Últimamente has tenido proyectos y personajes bastante complejos: ¿te has sentido identificado con alguna de las situaciones que han vivido tus personajes?

FC – Hice una película que aún no se estrena, que es poblana. Es la ópera prima de su director y ya está en posproducción: se llama Rats y es de un cantante de ópera que, tratando de buscar su sueño, se mete en una cosa no necesariamente de delincuencia, pero sí en algo medio turbio. El personaje está muy motivado por la persona que es, por su carácter y por lo que no quiere ser. Este es un fenómeno bastante normal, pienso, porque muchas veces, cuando vemos nuestro pasado, comenzamos a cuestionarnos lo que no nos gusta del lugar de donde venimos, lo que queremos mejorar, hacia dónde queremos llegar y eso se vuelve incómodo con mucha rapidez,  pero también te coloca en el presente. Por otro lado, dependiendo del día, a veces al hacer este mismo ejercicio de la retrospectiva, de evaluar mis ambiciones y demás, termino envuelto en pensamientos muy complejos y enrevesados. Durante estos periodos, no es raro que me sienta envuelto dentro de círculos donde siento como si no perteneciera.

D – ¿En qué tipo de proyectos te gustaría participar próximamente?

FC – Yo podría hacer cine toda mi vida. Realmente me llena de placer ensayar, platicar con directores, conocer a mis compañeras, compañeros, en fin: justamente, la diferencia entre hacer cosas para streaming o televisión, es que en el cine tienes mucho más tiempo para todo, sea hacer varias tomas, ensayar, platicar detalles o lo que tú quieras. Creo que por eso me encanta y realmente me fascina el cine, y por eso también me interesa seguir construyendo una carrera llena con más de este arte. Ojalá vengan proyectos que me nutran, también, como persona, pero sobre todo que sean producciones donde pueda abordar temas que a mí también me interesan.