El tiempo me ha hecho más resiliente y me ha llevado a aceptarme y sentirme orgullosa de quién soy.
Foto: iEve González | Styling: Viko Navarro | Make up: Ibrahin Castillo | Cabello: Carmen Hirian | Backstage: Armando Barrera | Producción: Roger SH
Mariana Celis – Eres una personalidad superconocida en internet y también en el mundo de la televisión mexicana, pero, aun así, me gustaría que nos contaras: ¿Quién es María Fernanda Quiroz y cómo es que inicia tu gusto el espectáculo o la actuación?
Ferka – María Fernanda Quiroz es una niña que, desde chiquita, es muy inquieta, rebelde, y desde siempre tuvo ese sueño y esas ganas de estar en la televisión. Me llamaba mucho la atención bailar y disfrazarme y hacer show, pero nadie en mi familia se dedicaba al medio. Pese a eso, mi personalidad y mi alma siempre han sido muy testarudas y yo luché hasta conseguir esta carrera, donde María Fernanda Quiroz se convierte en Ferka. Soy actriz de profesión y amo lo que hago, amo entretener, amo conducir, amo bailar y se me ha dado la oportunidad de estar en muchos proyectos, en muchos ámbitos y eso soy: una mujer inquieta, fuerte, con una personalidad divertida.
MC – Eres actriz de profesión y, de pronto, entraste al mundo de los realities. ¿Cómo surge ese cambio y cómo fue tu primera experiencia en un reality show?
F – Creo que es bien interesante tocar este punto de si una es estrella de realities o es actriz. Como te comento, yo me considero actriz de profesión, ya que estudié la carrera de artes dramáticas y toda mi vida he hecho novelas y toda mi vida estuve dándole vida a personajes diferentes de quien soy a diario, además de tratarse de proyectos con un comienzo y un final, una directriz y un ciclo. Sin embargo, la vida me llevó a los realities. Y como soy una mujer a la que le gustan las aventuras, empecé a fluir con ese cambio y esas directrices que tomó mi vida y mi carrera. Hoy por hoy, te puedo decir que agradezco mucho la oportunidad de estar en realities, que los disfruto mucho y he aprendido a hacerlos mejor, sobre todo porque necesitas tener sangre y estómago suficientes para ellos. También me gusta que el público pueda ver esta otra parte de mí, ya fuera de ser actriz y de todos los personajes o villanas que llegaba a interpretar. Al final de cuentas, está padrísimo estar en un reality porque esos proyectos siempre muestran quién eres y dejan al descubierto tu autenticidad. Pero, por otro lado, también muestran otras cosas: yo sé que soy una figura un poco polémica, por ejemplo, debido mi personalidad sumamente fuerte, soy muy frontal, soy superhonesta y no tengo filtro. Así, como te lo he venido diciendo, la mujer segura resulta incómoda y muchas personas coinciden en ese, no sé, ese disgusto. Entonces, como tampoco están preparadas para este tipo de temperamentos, te encasillan para ser “la villana” tanto como sea posible en las novelas y la ficción, pero no funciona así en la vida real. En el día a día yo no demerito, aplasto, ni le falto el respeto a nadie. En los realities podré hacer travesuras, pero eso es porque de eso se tratan: son competencias. Y te digo, la vida me ha puesto oportunidades que he abrazado y adoro, aunque ha habido otros que ¡Dios mío! Me agarran con todo y generan un hate fuertísimo, en especial por redes sociales. Igual de todo eso se aprende y me siento feliz de que sigan apareciendo proyectos así en mi vida. En el fondo sé que mi personalidad también ayuda mucho a ciertos proyectos porque es, cómo te diré, la de un personaje “clave” que desquicia a otras personalidades. Y yo te digo, honestamente, que no tomaría esta posición de decir “ya no lo voy a hacer” porque siempre hay algo nuevo en puerta y yo disfruto muchísimo todos los proyectos.
MC – ¿Ha cambiado tu percepción de ti misma desde que comenzaste a participar en estos programas?
F – Creo que siempre he sabido de qué estoy hecha y siempre he sabido de mi alma rebelde, inquieta, aventurera y disruptiva. Siempre he alzado la voz y me he cuestionado todo, siempre lo he tenido claro y creo que, con el tiempo, lo que ha pasado conmigo es que, tras cada nueva experiencia, cada reality y cada año, me vuelvo mucho más segura de mí misma. Odio esta palabra, pero sí me siento más “empoderada” y consciente de quién soy y abrazo mi luz y mi sombra. Considero que, mientras yo controle mis emociones, eso reflejará un crecimiento increíble porque mis emociones no me controlan a mí y, cuando logras eso y aceptas que nadie es perfecto, te vuelves mucho más poderosa. Con el tiempo también llegas a la conclusión de que si a la gente no le gusta quién o cómo eres, pues, no importa, ¿sabes? No somos borregos para andar pegados. En ese sentido, esa distancia, la vida, las experiencias y los madrazos me han hecho más resiliente y me han llevado a aceptarme y sentirme orgullosa de quién soy.
MC – Es muy bonito esto que comentas porque, como decías, en los realities encontraste el medio perfecto para que la gente conozca a María Fernanda, o Ferka, en lugar de a tus personajes. Aun así, pienso que esto también trae consigo una sobreexposición de tu vida personal: ¿cómo logras un equilibrio para que no te afecte tanto o para que estos proyectos tengan un impacto menor en tu vida diaria?
F – ¡Ay, qué fuerte! Cuando empecé en este camino, yo no supe en qué momento se abrió esa puerta hacia la exposición de tanta intimidad que, como dices, dejó mi vida sobreexpuesta. De pronto mis temas personales, mis parejas o mis historias quedaron a la mano de cualquiera, pero creo que aprendí a no pelear una cosa con la otra, sino a solo aceptar que así son mis circunstancias: tal y como se muestran. En redes, por ejemplo, me muestro tal y como soy y a veces estaré superglamorosa y bella, pero también me muestro sin maquillaje, en pijama, en pants, entregando a mi hijo en su escuela como muchas otras mamás y creo que eso también es lo increíble. El exhibirte en todas tus facetas es algo que intento mucho con mi público, sobre todo pensando en crear una cercanía “sin filtro”. Yo soy una mamá cuatro por cuatro y soy profesionista y tengo que hacer estas fotos y luego tengo que hacer otras entrevistas y estar en conducción y partirme en veinte cada día y todos los días entre compromisos laborales, pero también soy mamá y tengo que comprar útiles y forrar cuadernos. De toda esta variedad surge mi interés por todo lo relacionado con empatizar y mostrar que, en ocasiones, claro que podemos ser amigas, ser pareja, ser mamás y ser amantes. Es difícil hallar un balance, claro que sí, y la organización ha sido mi clave personal para lograrlo. Ahora bien, a pesar de toda esta búsqueda por ser abierta y aceptar que las puertas de mi vida no dejan nada oculto, también trato de cultivar un mínimo de privacidad para cosas más íntimas, porque no todo es espectáculo.
MC – ¿Hay alguna situación, en alguno de tus proyectos, que te haya sorprendido especialmente o que recuerdes con cariño?
F – Te podría hablar muchos, la verdad: soy una persona tan apasionada y tan amante de mi carrera que, si no pudiera desempeñarme en esto que hago, de verdad sería una mujer muy triste. Entonces, el proyecto más cercano ahorita, que agradezco brutalmente este 2024, es MasterChef. Ese programa me trajo muchas sorpresas y mucha satisfacción porque, de entrada, me sacó de mi zona de confort. Cuando me invitaron al reality sí pensaba: “¿Cómo? ¿De cocina? Pero si ni soy buena cocinando, ¡qué flojera! ¡A mí la cocina no se me da!” Empecé con el pie izquierdo, digamos, ya con el “no me interesa” bien plantado en mi cabeza, pero, al tiempo, aprendí a quitármelo y a abrirme más para tener más aventuras. Por otro lado, hoy ya sé cocinar increíble, he hecho grandes platillos, ya cocino con amor y tengo muchas ideas y ganas de comunicarme a través dea comida. Además, MasterChef me trajo mucho cariño de la gente y mucha diversión, satisfacción y mucho agradecimiento que todavía siento a flor de piel.
MC – Hablando del gozo que encontraste en este proyecto, en general, ¿qué es lo que más disfrutas de interactuar con concursantes en los realities y cuáles son las partes que más te desafían?
F – Lo que más me gusta es la competencia: soy una mujer sumamente competitiva, pero también con una fascinación por la adrenalina. Mucho de este sentimiento me llega desde que digo: “ok, ¿cuántos somos? ¿Veinte y solamente nos jugamos un premio? ¡Újule! ¿Qué tengo que hacer para ganarlo?” Y como soy tan disciplinada, tenaz, arriesgada y sin miedo a muchas cosas, la verdad es que lo tomo como una aventura o como lanzarse desde un bungee. Yo prefiero decir “que la vida me sorprenda” y trabajo a partir de eso. Lo que a mí me apasiona en los realities sería, entonces, la competencia, las estrategias, el hacer cosas mentales, de destreza, pero sobre todo que conoces gente a quien tal vez no le habrías dado ninguna entrada, quizá solo por tus propios juicios o por juicios sociales. Los realities te juntan con gente que te abre un panorama parcial o totalmente nuevo y eso está increíble.
MC – Dentro de esta apertura de panorama, ¿cuál crees que es, en tu opinión, el mayor malentendido, que la gente o el público tiene sobre los realities?
F – Te lo diré, específicamente, hablando de La casa de los famosos: ese era un proyecto al que le tenía muchísimas ganas y con el que estaba sumamente ilusionada, con muchas expectativas. Después de todo, era la primera temporada y se convirtió muy rápido en toda una revolución y un fenómeno. Ahí, por ejemplo, me pasó lo que suele suceder en los realities: un chisme mal contado te destroza la opinión que pueda tener la gente de ti, tu carrera o hasta las marcas que te patrocinaban. A mí me echaron mucho hate desde que llegué y hasta que me sacaron, pero nunca entendí por qué. Nunca hubo algo en concreto, pero la percepción general era que mi actitud le había faltado el respeto a alguien, hubiera sido grosera, hubiera restado méritos a la carrera de mis compañeros o no sé, cuando fue todo lo contrario. A mí me hicieron bullying y me atacaron solo porque era jetona y nunca paré de ser frontal. Me acabaron. Sentí como si hubiera una doble moral que convertía a los malos en los buenos y a los buenos en los malos. Fue una cosa de locos, pero es muy fuerte que casi siempre viene de algún momento o alguna situación sacada de contexto que el público dice “así es esta persona” y ya está: creen conocerte o saber tu historia solo por eso. La realidad es que ningún programa te definiría nunca como persona, aunque la audiencia piense que sí. Como yo siempre dije: nunca van a encontrar un video de mí donde quedé demostrado, sin ninguna duda, que soy una mala persona. Ya si me quisieron pintar como la mala del cuento, cuando realmente no lo era, bueno. Esa es otra cosa. Yo tomo ese tipo de proyectos con una filosofía de “tiempo al tiempo”: sin irme muy lejos, he conocido a tanta gente desde que salí de La casa de los famosos que me termina diciendo “no, perdóname. Te imaginaba muy diferente” o cosas así. Nos dejamos ir por una idea mal concebida de las personas o de ciertas personalidades que, en el día a día, no nos gustan. Si me lo preguntas, siento que fueron demasiado crueles conmigo y se convirtió en una quema de brujas espantosa. Un gran porcentaje del público se compró un mal chisme, contado de dos personas que me querían fuera de la casa, y se descontroló todo. Estas dos personas sabían que yo era muy buena en los realities y también por eso le metieron tantas ganas. Hablaban de mi físico: mis labios, mis caras, mis confrontaciones, o sea. ¿Eso qué? No tenían nada contundente y nada más decidieron tirarme pedradas a ver si las sentía. En fin: yo creo mucho en las energías, el karma y esas cosas, y no me siento ni avergonzada ni creo necesario el tener que pedir perdón porque haya lastimado a nadie. Mi conciencia está tranquila. Soy tan frontal y tan transparente que, cuando sé que cometo errores, busco enmendarlos en su momento y pido perdón o lo soluciono tan rápido como puedo.
MC – ¿Hay algún otro proyecto sobre el que nos quieras compartir en el que estés ahorita o se lance en un futuro?
F – Estoy muy contenta porque, después de todo MasterChef, logré llegar a algo que venía también soñando y decretando, que es la conducción. Quería trabajarla profesionalmente desde hacía mucho y me uní a la familia de Venga la alegría y no quepo en mí misma de la felicidad. Estoy haciendo algo que a mí me apasiona y me permite estar mucho más cercana al público. Es una oportunidad increíble porque ahí conecto con toda esta otra esencia un poco más relajienta, más relajada, y que me permite coordinar mejor mis tiempos para estar más con mi hijo. Vivo un momento, la verdad, muy pleno, profesionalmente hablando, gracias a la conducción.