VORAZ

Ciertas cosas no deberían tomarse a la ligera

Foto: iEve González | Styling: Manuel Delgado | Grooming: Nicole Saldaña

Locación: Avenida La Tizona|  Producción: Roger SH

Traje Azul Socrates Cruz | Traje Negro Ventura

Dixpa – ¿Cómo describirían a sus personajes en Voraz y cuál es su relación dentro de la trama?

Manuel Balbi – Soy Manuel Balbi y  mi personaje es un chef: es una persona narcisista, con un ego enorme, que necesita sentirse popular, aceptado, admirado y, sobre todo, sentirse superior todo el tiempo. Eso es lo que más le define y, con base en esas necesidades, toma la decisión de recuperar su popularidad, su reconocimiento, armando un reality show rudo y estridente, donde se cuenta su búsqueda para encontrar a alguien para, literal, cocinarlo. Así espera llamar la atención del público y el reality, en el fondo, también parece ser la única manera de cumplir los deseos de mi personaje para consolidarse como un cocinero top al convertir en comida a un ser humano.

Alejandro Oliva – Yo me llamo Alejandro Oliva y mi personaje es Juan Pérez. Describiría a Juan como alguien que, a lo largo de la obra, encontramos roto: es una persona que tuvo muchos sueños y luchó, trabajó, estudió y se preparó muchísimo para lograrlos y convertirse en chef, como el personaje de Manuel. La diferencia está en que, a lo largo de su vida, va topando con pared: sus sueños se caen, las pedradas le llueven, su espíritu se rompe, sus sueños quedan atrás y lo único que le resta es frustración, dolor y rencor puros. En esta obra, Juan admira profesionalmente al personaje de Manuel, al grado de haber comenzado su propio camino como chef para ser como él, pero como te cuento: por unas u otras, no logra llegar a donde quisiera. Es una persona rota que, en un último intento por ser relevante, toma la oportunidad de trabajar para la persona que más admira en todo el mundo y decide que este será su esfuerzo final para convertirse en quien siempre quiso ser.

MB – Y la relación de estos dos personajes, precisamente, se basa más en que desmenuzar cómo ambos se necesitan el uno al otro y cómo se van a utilizar: Juan Pérez necesita el chef para la relevancia, para trascender, para que alguien lo observe y lo admire y aplauda, pero también el Chef necesita a Juan Pérez para conseguir esas mismas cosas del público.

D – ¿Qué mensaje o tema creen que la obra Voraz trata de comunicar al público?

AO – Cuando me llegó este texto por primera vez, me atrapó inmediatamente: me encantó porque siento que la obra tiene muchísimos rincones, muchísimos mensajes y aristas con las que yo siento que la gente se va a identificar. Inclusive si son cosas de las que no somos conscientes o todavía no hemos cuestionado, como son los temas de las jerarquías de poder entre clases sociales.

MB – Yo también diría que aborda esta voracidad insaciable de la gente por más contenidos, por comerse las redes sociales, los reality shows, las películas y las series sin descanso, viendo cosas en streaming de forma más rápida o solo buscando cumplir con estar al corriente: ya no se disfrutan igual las experiencias porque lo verdaderamente importante es tomarle una fotografía y hacer que se vea bonito lo que tenemos delante. Y preocupa ver a personas con maestrías o posgrados que a nadie importan: las celebridades y las fuentes válidas de información y guía son las personas más populares, quienes acumulan más números, más likes o más aprobación en redes sociales. Voraz es una crítica aguda de una sociedad que puede desintegrarse si no encuentra nuevas formas para motivarse.

AO – Y también habla de, justo, lo que las personas somos capaces de hacer por obtener eso, o lo que somos capaces de consumir por las endorfinas, la adrenalina, y la seguridad que encuentra la mayoría detrás de un teclado. Cuánta comodidad y emoción hallamos en criticar, en atacar y abusar de las personas a la distancia, con la protección física de enfrentarnos en espacios virtuales, sabiendo que, entre comillas, no afectamos, dañamos ni molestamos a nadie porque esos ataques no son reales ni tienen consecuencias.

D – ¿Cómo creen que el público reaccionará ante esta historia tan inusual y provocativa?

MB – Ambos sentimos, y también el director, Reynolds Robledo, que la gente va a lograr identificarse inmediatamente porque hablamos de algo muy fácil de entender: lo vivimos todos los días y es muy raro encontrarte con personas sin ningún apego por el mundo virtual o ningún interés ni enganche con algún reality show.

AO – También queremos, sobre todo al principio, generar empatía entre los personajes y el público: que se establezca una conexión y unos momentos de ligereza, de risas lo suficientemente fuertes para que, desde ahí, se sienta hasta la médula el contraste con lo grotesco y lo deshumanizante de los temas que tocamos. Justo hay momentos de cambio donde, si salen risas del público, habrá personas que entiendan que no se deberían estar riendo: frente a la audiencia solo hay seres humanos total y completamente vulnerables, que son usados y sufren de maneras horribles, entonces por eso es importante establecer un cierto aire de complicidad y de hacer parte del abuso a quienes vayan al teatro. Esperemos que les caiga el veinte durante la misma obra de que ciertas cosas no deberían tomarse a la ligera.

D – ¿Cómo creen que la capacidad del público para tomar decisiones afecta la dinámica de poder entre los personajes?

AO – No creo que afecte mucho la dinámica entre los personajes. Más bien, lo que se ve afectado es, como dijimos en la pregunta pasada, la dinámica con el público: hay momentos muy fuertes de la obra donde hacemos que el público vote si suceden o no ciertas cosas y la mayoría de las veces, tanto en estudios como en ensayos previos con público que hemos tenido, la gente escoge el resultado más fuerte. Justo esas votaciones están hechas para incluir al público de nuestra obra a fin de volverlos cómplices de estas decisiones: es decir, que sean parte y razón del sufrimiento de Juan.

MB – Queremos hacerles entender que, de alguna manera, tenemos una responsabilidad compartida: es muy fácil levantar la mano, votar y enjuiciar desde tu comodidad, desde tu sillón, tu celular o el anonimato, pero aquí queremos compartirle a la gente que todas nuestras decisiones tienen consecuencias. Si hay que votar, y ojo que no me refiero ni a la política ni solo a decisiones relacionadas con ella, también hay que hacernos responsables. Quizá nuestra voz no afecta a las dinámicas de poder, como la del chef con Juan Pérez, pero sí afecta en qué y cómo se deciden ciertos procesos. Esa es la afectación compartida.

D – ¿Creen que la manipulación y el morbo son cosas que todos los seres humanos tenemos dentro y que se hacen más grandes cuando estamos en situaciones muy extremas, como con los temas tratados en la obra?

AO – Totalmente. Existe ese morbo y esta cosa dentro de nosotros donde ni siquiera creo que haga una situación extrema para verla a todas luces. Siento, por decir, que el mejor ejemplo son, otra vez, las redes sociales: ahí basta con dar voz al parejo y la gente no tardará nada en atreverse a exigir, promover y compartir cosas u opiniones supertransgresoras, a enseñarlas y volverlas virales sin importar que retraten momentos de sufrimiento o momentos que debieron haberse quedado privados. Y lo mismo pasa cuando las personas publican o comparten momentos así y que son suyos, pero que se consumen también por el morbo. Diría que, entre muchas personas, ya es casi una necesidad, un hambre que no se limita a una sola generación ni un solo grupo, nacida y contagiada a través de estas nuevas tecnologías para la comunicación que ahora tenemos.

MB – La gente, hoy en día, responde fuerte a estímulos visuales, entonces, básicamente, yo el morbo lo relaciono, justo, con todo este atractivo visual que sí, sí determina cómo nos relacionamos en línea y cómo se mueven los contenidos. En la obra, justamente, hablamos de cómo se ha perdido el sentido del gusto por los cambios en la misma idea del gusto o las preferencias: ya no importa lo que se cocina ni importa cómo sabe, sino que importa cómo se ve e importa cómo se llega ahí. Es decir: se le da todo el poder al proceso y al documento del proceso, pero el resultado ya no juega ningún papel importante. Por eso este chef llega al extremo de decir “cosas como el sabor ya no son atractivas ni le llaman la atención a nadie, entonces, mejor, vean cómo voy a cocinar a un ser humano”.

AO – Y vean cómo va a sufrir. Justo hay momentos en la obra donde la audiencia imaginaria del reality está bajando y la preocupación más inmediata es cómo hacemos para recuperarlos. Por eso, ahí, decidimos darle el foco al sufrimiento, a contar las historias que más nos duelen, a, justo, crear morbo dentro de nuestra obra, que ya de por sí es morbosa, para generar más vistas, para tener más espectadores y que Juan y el chef logren sus objetivos. Las herramientas, como dijo Manuel, dejan de ser complicadas: no es la manera en que cocinan ni qué se cuenta. Es el sufrimiento de Juan.