Valiendo Madres, una charla con Verónica Bravo y Marcela Guirado

Valiendo Madres de Amazon Prime: El colapso como narrativa

Foto: iEve González | Styling: Viko Navarro | Asist. Styling: Sofía Romo | muah: TMC México |  Producción: Roger SH

Mariana Celis – Comencemos con una breve presentación, ¿cuál es su nombre y a qué se dedican?

Marcela Guirado Mi nombre es Marcela Guirado y soy actriz. Además de eso, hoy por hoy, podría decir que gran parte de mi vida define la maternidad que estoy viviendo. Soy mamá de dos bebecitas y tengo una familia grande, muy hermosa, que me complementa mucho. He hecho una pausa y estoy disfrutando mucho el tiempo presente, además de que comienzo a conocer el mundo a través de los ojos de una chiquita de un año y tres meses.

Verónica Bravo Yo soy Verónica y soy actriz. Fuera de eso, híjole, es una pregunta muy difícil. Yo soy mamá de tres gatos, cosa que, creo, me define de  alguna forma. Me describiría a mí misma como una introvertida, buena amiga y, no sé. Alguien ávido de emociones fuertes.

Mariana Celis – Me parece interesante que retomen esto de la maternidad porque justo hacia allá va encaminada un poco la entrevista: con el estreno de su nueva serie, Valiendo madres, me gustaría saber ¿qué representa para ustedes la idea de maternidad?

Marcela Guirado Bueno, para mí la idea de maternidad dejó de ser una idea como tal después de convertirme en madre. Me di cuenta de que no existe tal cosa como definir la maternidad, porque es indefinible: es tan vasta y tan inmensa que es imposible delimitarla con un concepto o dos. Yo creo que la maternidad habita en todo su espectro: es negro y blanco, es arriba, abajo, es los opuestos, lo parecido, es hermosa, es agotadora y es caótica, pero también es armónica y tierna y te hace querer aventarte del balcón porque estás muerta de sueño y estás harta de todo. Te diría que tal vez, casi seguramente, no hay los suficientes libros o estudios sobre la maternidad porque cada madre la experimenta a su modo, casi sin tener el tiempo para describirlo. Un buen día, sin darte cuenta, ya hasta se te olvidó un poco de cómo empezó todo, pero, justamente, la serie trata de retratar todo sin intentar definir qué es correcto y qué no. Simplemente, muestra lo imperfecta y lo hermosa que es esta experiencia. A mí, sin quererlo ni planearlo, la serie me vino a preparar un poco y a no sentirme tan a la deriva, justo porque me enteré de que estaba embarazada mientras hacíamos la serie. Me parece muy atinado el enfoque que tiene y las maneras como refleja la maternidad, en especial porque creo que cada feminidad explora las distintas inquietudes de quien las vive.

Verónica Bravo Estoy de acuerdo con lo que dice Marce: para mí es difícil entrarle a una definición de la maternidad porque, además, la veo desde afuera y, aunque me guste bromear con que mis gatitas son mis hijas, es verdad que no entiendes las dimensiones de lo que representa si tú misma no la estás experimentando. Y, bueno, más allá de lo bueno y lo vivencial del término y todo, desafortunadamente también hay esta otra parte más, no sé, obligada, donde la sociedad espera ciertas cosas de quienes maternan. Casi podríamos hablar de un acuerdo social heteropatriarcal, donde se asume que las mujeres sabrán mejor o tendrán más instintos para cuidar y criar a una infancia al comparar esos cuidados con los de un hombre. En lo personal, y sin generalizar, sí considero que algunas personas tienen un poquito mejor entrenadas sus intuiciones para maternar, ¿no? Pero, en mi concepción de este tipo de cuidados, la base es siempre el salir de una misma para preocuparse, primero, por las necesidades de alguien externo. En ese sentido, más allá de si tú tienes hijos o hijes propios o no, puedes aprender a actuar de esta manera sin importar tu género o tus decisiones de vida. Aunque, bueno, el hecho de que otro ser humano crezca dentro de ti y salga tras un largo tiempo de gestación sí cambia la química de tu cuerpo. Visto desde afuera, yo solo atinaría a ponerle el adjetivo de “admirable” a todo ese viaje. En cuanto a la serie, yo rescato mucho que no solo se detiene a profundizar en distintas maneras de maternar, sino que también profundiza en el hecho de que la forma cambia para cada madre, cada mujer, cada pareja, cada hombre y cada figura que ejerza la crianza. Es muy interesante ver lo rico y lo diverso de esta realidad de la vida, pero igual te lleva a entender o preguntarte cosas relacionadas con, por ejemplo, cómo te criaron tus papás: ellos tendrían su propia historia y paternaron y maternaron como pudieron. Por lo mismo, diría que la serie tiene la potencia suficiente para llevarte más allá de lo cómico y así cuestionarte si eres o no madre de algún tipo.

Mariana Celis -¿Cómo dialogan sus personajes con las maternidades no normativas? ¿O cómo se desvían de la norma de familia nuclear más tradicional?

Marcela Guirado Mi personaje se distingue, creo, por lo errática que es Paloma al intentar cubrir todas las áreas de su vida a la perfección, así como sus ansias por ser exitosa, suma por la que Paloma termina sacrificando a su familia. Como te digo, esta serie muestra, sin medias tintas ni miedos, algunos de los sistemas familiares que no serían considerados como “normales” y ni qué decir de si son o no tradicionales. El ver estas variaciones representadas en la pantalla, hablarlas y averiguar, como sociedad, el cómo podemos ser más progres frente a ellas es el verdadero reto. Como decía Vero, pareciera que ver estas diferencias en pantalla le genera cortocircuito a muchas personas con principios de crianza, valores y mandatos sociales obsoletos, plenamente patriarcales o prejuiciosos, como mencionaba Vero. Los personajes de Valiendo madres creo que son muy diferentes de los retratos en pantalla a los que estamos acostumbrados, al igual que las formas de crianza fuera de la norma: en mi caso, por ejemplo, yo estoy atravesando una maternidad todavía en fase super rosa y amo a mis bebés, pero he visto y me han contado, de primera mano, que eso cambia en cuanto se vuelven adolescentes y tienen, no sé, 14 o 13 años. Una misma maternidad atraviesa distintas etapas y transiciones cada cierto tiempo, lo cual la vuelve tan compleja y tan rica como hemos estado diciendo. He tenido oportunidades de representar a madres en distintos proyectos y, definitivamente, creo que este tipo de maternidad, como el de Paloma en Valiendo Madres, es el que se acerca un poquito más a la realidad en tiempos actuales.

Verónica Bravo Yo coincido en que todas las otras madres a quienes llegué a representar tenían cualidades que, sí, las hacían muy divertidas, diferentes y especiales, pero hasta que llegué a Valiendo Madres me encontré con un cuestionamiento más profundo del tema de la maternidad. Hay esta especie de toma de riesgo al hablar del asunto, si bien tampoco deja de tratarse desde un punto de vista ligero. Quizá, justo, como recargados en la comedia, se vuelve más fácil entrar a todas estas partes idealizadas, ignoradas, a las dificultades o dudas o zonas oscuras que no suelen tocarse en otros trabajos de ficción mexicanos. Eso me parece muy valioso porque, como dice Marce: si en este mundo existe algo difícil de definir, asir y representar, eso es la maternidad, porque hay tantos tipos de madres como hay mujeres. Y también, vale la pena recordar, es tan complejo porque el ser humano que estás criando cambia, crece, evoluciona y vive etapas en las que todo es bonito y todo se acomoda y fluye bien, pero también cruzará otras donde choque constantemente con otras personas y otros hechos.

Mariana Celis – Justamente, como decían ambas, creo que este tipo de maternidades no han sido tan abordadas dentro de bastantes producciones. Me gustaría saber, ¿creen que se está reestructurando la escena del cine o de la televisión mexicana para que haya mayor cabida de este tipo de narrativas?

Marcela Guirado Sí, y me parece que ya venía siendo muy necesario lograr esto que comentas: la apertura al mundo del contenido audiovisual que llegó con las plataformas de streaming, ha hecho que te pongas las pilas con las historias que cuentas. En especial porque ya están a nuestro alcance historias ambientadas en la realidad de Vancouver, de Francia o de casi cualquier otro país que me dijeras. Ya no te puedes quedar corto en ningún género ni ningún formato que te haya funcionado en la vida, ya que ahora tienes que competir. Eso ha abierto el panorama a muchos temas de los que antes no se hablaba, aunque siempre podamos seguir apelando por un poco más y más y más, buscando subirle los niveles a la honestidad y la crudeza con la que nos atraviesan las historias que contamos. Al final, ese retrato se vuelve hasta algo catártico a nivel colectivo, ya que vemos reflejadas nuevas partes de nosotros mismos y permitimos que las emociones que teníamos internalizadas o en silencio o sin tratar, se expresen a la hora de ver series y personajes con nuestras mismas preocupaciones. Algo similar a lo que sucede cuando vamos al teatro, por ejemplo, y creo que esa es la importancia de las artes: el público marca la pauta para las historias que quiere escuchar, ver y que espera sean contadas. En lo que a mí concierne, los comentarios que he recibido de esta serie han sido que a la gente le ha gustado muchísimo y hasta se la han echado en una sentada. Me han dicho que no podían parar de verla y la terminaron en uno o dos o tres días gracias a que hablaban de manera muy honesta, muy ligera, sin afán de educar ni pretensiones de nada, más allá de divertirse con los errores que estos hermosos personajes imperfectos cometen a lo largo de la serie. Parte de todo este caos, pienso, viene de que todos abusan en cierto grado de sí mismos y eso es algo muy universal. A todos nos habrá pasado que tenemos una crisis de identidad y ya no sabemos ni qué queremos, ni quién nos gusta, ni en qué momento nos perdimos o qué estoy parada en este lugar de la vida en el que me encuentro. De ahí la importancia de aclarar o resaltar que esta no solo es una serie de modelos de crianza, maternidades o paternidades: asegurar eso no le haría justicia a la serie, porque va de un montón de cosas más, como la complejidad de estar vivo y ser humano en este plano. Lo chido de la serie te diría que es su universalidad, porque bien podría verla alguien en Corea e identificarse con el conflicto de estos personajes.

Verónica Bravo Sí, es fuertísimo porque siento que es un proyecto muy honesto y, en ese sentido, conecta con quien sea que se siente a verla. Para mí, esta serie se ha ido convirtiendo en un ejemplo, por lo menos en mi camino profesional, de un proyecto donde sí digo: “nos atrevemos a hacer cosas distintas” y eso tiene que ver, sí, en efecto, con esta mayor competencia de la que habla Marce. Tenemos que levantar más la vara y, además, como industria mexicana, creó ese atrevimiento a explorar otras cosas, otras formas de contar historias y otras historias siempre abre una puerta para el cambio y la evolución de nuestro medio. Hasta te diría que esta mayor exposición de lo que antes no se decía tiene que ver con una especie de despertar social donde, por ejemplo, las mujeres en lugares de poder construyen el cambio que antes se nos negaba. En general, nuestra industria nunca ha parado de transformarse, pero si tuviera que nombrar un momento en el que esta revolución se activó más a nivel social y no solo de nicho, sería el momento del Me Too. Hoy, en pleno 2025, creo que el motor de cambio está todavía en la revolución de géneros que las nuevas generaciones deben continuar para que no sean las primeras, las únicas ni las últimas en aspirar a más. En esta serie, por ejemplo, coincidimos con mujeres muy poderosas, creativas, inteligentes y en puestos muy importantes y creo que eso aportó una riqueza particular a este proyecto. Y no solamente ha sido el caso de Valiendo Madres, sino que hay un montón de otras producciones logrando este cambio en perspectivas y acciones, lo cual es muy emocionante de ver y ha enriquecido mucho a nuestra industria.

Mariana Celis –  ¿Qué significa para ustedes ser actrices en este momento donde las narrativas femeninas que comentan van ganando más y más fuerza?

Marcela Guirado Ha sido muy satisfactorio, porque he tenido la oportunidad de representar personajes cuya feminidad se siente super diferente a la que yo experimento en mi vida diaria. Ha sido muy bonito poder representar con mi trabajo el deseo sexual femenino, las infidelidades, los personajes exitosos, laboralmente hablando, y no sé, explorar toda la complejidad que reprimen las mujeres sujetas a ciertos tipos de normatividad, idealismo o perfeccionismo. Explorar mediante mi trabajo las vidas de mujeres con ciertas expectativas que parecen más una lista, un *check*, *check*, *check* para convertirse en mujeres enteras y completas, bueno. Ha sido una experiencia tanto buena como mala, porque puedes ver, además de lo netamente bueno y malo, que las personas se olvidan, muchas veces, de toda la gama de grises que existe entre un extremo y otro. Para mí, es mucho más enriquecedor representar toda esta diversidad de los personajes femeninos y también representar todas las imperfecciones que nos limitan, pero también nos definen. Las mujeres también tenemos un montón de capas y complejidades con las que vivimos y lidiamos, pero por pudor o por idealizar la perfección, no se habla de ello. No sé si hubiera alguna otra época en la que yo preferiría ser actriz, pero lo que sí sé es que ahorita es un momento muy interesante y muy rico para dedicarse a esto.

Verónica Bravo Sí, sí y sí: completamente de acuerdo. Yo describiría esta profesión como algo muy emocionante, en especial porque para actuar necesitas, casi por definición, este poder insólito de desentrañar las capas de un ser humano, sus contradicciones, sus complejidades, y tratar de pintar un retrato tan cercano a la realidad como te sea posible. Dependiendo de las necesidades temáticas, la mayoría de los proyectos audiovisuales buscan exploraciones de lo humano más tiradas hacia el realismo, aunque si te toca un personaje escrito con parcialidades o que solamente muestra una misma cara todo el tiempo, pues, de pronto esta profesión carece de sentido. En lo personal, más de una vez me he preguntado por qué no me llegan más personajes contradictorios, con capas, que no siempre estén bien parados, que la caguen, mientan o hagan trampa, que son inseguros o yo qué sé. Por eso mismo, el tener la oportunidad de representar algo más tridimensional y cercano a la realidad, pues, quieras que no, le devuelve el sentido al oficio. No hay nada más bonito que poder hacer lo que te gusta hacer, y si eso puede estimularte y convertirse en una actividad laboral bien remunerada y dignificante, bueno. El resultado tendrá, por mucho, un tipo de magia que ninguna inteligencia artificial será capaz de igualar en ningún futuro.