El cambio es la naturaleza de nuestra profesión
Fotos Cortesia Alberto Hidalgo
Andrés Velasco – Me gustaría empezar pidiéndote si nos platicas, ¿quién eres y a qué te dedicas?
Jerónimo Best – Mi nombre es Jerónimo y soy productor y traductor. Trabajo principalmente con mi compañía de producción y hacemos diversos montajes, tanto comerciales como en el ámbito institucional. Llevamos casi diez años de trayectoria como casa productora y estamos muy contentos: en México, oficialmente, nos encargamos de las Obras que salen mal.

Andrés Velasco – Justo me tocó ver una de las funciones de Peter Pan en su adaptación “que sale mal”. Sé que te metiste en el papel de traducción, producción y que también actúas en la obra. ¿Qué retos produjo el cumplimiento de estos roles dentro de la obra?
Jerónimo Best – Pues son retos distintos en cada departamento. Yo no suelo combinar la producción y la actuación en un mismo montaje porque me es muy difícil no desatender uno para atender al otro. Yo me integré al elenco en julio del año pasado, cuando la obra ya llevaba seis meses producida. Para ese entonces todo el mundo sabía qué tenía que hacer y ya llevaba rato en cartelera, por lo que incluirme dentro del elenco por primera vez en una de mis producciones no fue tan complicado, incluso en una obra de esta magnitud. Aun así, es difícil combinar profesiones: no puedo solo estar en escena sin pensar en cómo va la parte técnica tras bambalinas, por ejemplo. No puedo solo apagar al productor y ya: de ahí que no suelo combinar labores en una misma obra casi nunca. Afortunadamente, con este montaje se ha podido y ha sido muy gozoso, además de que me encontré con que cada área está envuelta en retos distintos. A nivel técnico, por decirte algo, es una obra que requiere mucha coordinación entre el equipo de producción y el elenco. Fueron ensayos muy complejos, muy largos, pero por demás interesantes, porque había numerosos aspectos técnicos por integrar en cualquier momento. Al principio, bueno, quizá sería más apropiado decir que era tedioso, pero una vez que ya logramos integrar todas las piezas, detalles y minucias, fue que el equipo empezó a encontrarle el gozo a la obra.
Siendo honestos, también es cierto que el proceso de ensayo tenía que ser así, porque la obra misma también trae consigo peligros para el elenco en escena. Ponemos el pellejo en riesgo, ya que hay muchos elementos, como pirotecnia y fuego, o cosas que caen, que demandan muchísima atención de quienes participamos en cada escena. Yo diría que, el mantener la integridad física, sería uno de los retos más complejos de una obra como esta. Se requiere una atención muy, muy particular, pero todo comienza a valer la pena una vez que escuchas al público reaccionando durante dos horas, en las cuales ríen sin parar y se la pasan increíble. Afortunadamente, en el teatro la retroalimentación del público facilita los ajustes necesarios para cada parte de cada obra: gracias a esto, hemos encontrado el lugar exacto para ciertos remates, lo cual nos ha hecho sumar ya 360 funciones que han funcionado genial con el público.

Andrés Velasco – Volviendo a la parte de la traducción, ¿cómo definías qué era momento de tomar alguna licencia creativa? Lo pregunto, sobre todo, porque el material original es alemán, pero me parece que lograste una tropicalización muy padre, incluyendo hasta un disco de Timbiriche y cosas del mismo estilo por aquí y por allá.
Jerónimo Best – Eso que mencionas es parte del gran, gran gozo que hay al traducir estas obras. Existen muchos detalles: finalmente es una obra que viene de Inglaterra, escrita por tres autores ingleses, sobre una agrupación dramática amateur en su noche de estreno. Nosotros, al trasladarla a México, creamos la agrupación dramática de la Universidad Tecnológica de Tlalpan: una agrupación cuyas desventuras nos dan todos los espacios y libertad para tropicalizar los referentes que conocen nuestros personajes. En ese sentido, tenemos mucha libertad de juego y como, además, no tenemos la 4.ª pared, ya que sabemos que estamos en el foro cultural y estamos jugando a ser una compañía de teatro amateur, pues, esto también lo vuelve totalmente una adaptación del tiempo presente.
Andrés Velasco – Con La obra que sale mal Estuvieron bastantes, bastantes años en cartelera y ahorita me dices que tienen más de 300 funciones. Ahora, con el éxito del *Peter Pan que sale mal*, ¿crees que ya juntaron a un público de nicho? ¿Crees que ya tengan algún público viéndolos solo porque ya conocen alguna otra producción “que sale mal”?
Jerónimo Best – Yo no lo llamaría un público de nicho porque, o sea, es un montaje que apela a todas las generaciones y apela a la cotidianidad de mucha gente. Habrá a quienes pueda no gustarle, pero seguro que es un porcentaje pequeño de los espectadores. Todo en el teatro es subjetivo, así como también lo es el humor. En nuestro caso, yo diría que usamos un acercamiento muy universal: sea un humor físico, visual o con ciertos juegos de palabras y demás. Diría también que, en el fondo, todos tenemos esta respuesta instintiva de reírnos de las desgracias ajenas, y por esto me refiero a cuando la gente se tropieza o cuando se le cae algo de las manos o se embarra de salsa o cositas así, contenidas. Canalizando esta respuesta instintiva es que tantos comediantes han podido trascender fronteras, como lo hicieran Charlie Chaplin, Germán Valdés o Buster Keaton, que se ayudaban de una comedia muy universal, muy clown, que apela al juego y la inocencia.
Y regresando a la otra parte de tu pregunta, es cierto que tenemos muchos fans que nos conocieron en La obra que sale mal, pero también vienen a ver estos nuevos proyectos, personajes e historias. Insisto: no me parece que sea una obra de nicho, porque sí jalamos a mucha gente y nunca falta quien quiera repetir la experiencia de ver la obra. Muchas veces, nuestras puestas en escena son como subirse a una montaña rusa y, por eso mismo, casi que generan esta necesidad de subirse otra vez lo antes posible.

Andrés Velasco – Hace rato mencionabas que, durante la función, enfrentan riesgos constantes los actores que están en el escenario debido a los cambios ocurridos durante la obra. Sin embargo, a mí me parece incluso más complicada la idea central de este proyecto, que es que la escenografía tiene que salir mal a propósito. ¿Cuáles son los retos que se presentan con este tipo de juegos que van en contra de lo normativo?
Jerónimo Best – Ya lo dije, pero es un reto y se necesita una coordinación absoluta entre el equipo técnico, que opera la escenografía, y el elenco. Tenemos que ser muy precisos con nuestra voz, nuestros diálogos, nuestras intenciones y nuestros movimientos en todas las funciones, porque eso es lo que da pie y marca los cambios que debe seguir el equipo para modificar elementos de la escenografía. Por tu pregunta, entiendo que la ilusión de descontrol y caos es palpable, pero casi nada de eso es improvisado. Si bien hay momentos donde interactuamos con el público, nosotros realmente tenemos poco margen de libertad porque tenemos que ser muy técnicos con todas las cosas para que nadie se lastime.
Muchos objetos de los que usamos en escena, además, necesitan cumplir con características físicas, como ser de uso rudo sin pesar demasiado o funcionar para un cierto número de operaciones, para que pueda ser incluido en el trabajo teatral. Todo se basa en lograr una coordinación y una coreografía entre el elenco y el equipo técnico.
Andrés Velasco – En cuanto al elenco, me parece muy interesante ver que ha habido cambios desde el equipo que comenzó con La obra que sale mal, pero también hay una buena parte de ese equipo que se sigue repitiendo. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
Jerónimo Best – Cuando empezamos la temporada de *Peter Pan que sale mal* todo el elenco de La obra que sale mal estaba prácticamente de vuelta en los mismos personajes, pero con nuevas situaciones para resolver. Eventualmente, esta temporada se convertiría en la más larga e ininterrumpida a nivel mundial de cualquier adaptación de esta obra, ¿sabes? Y bueno, hemos tenido cambios en el elenco porque no somos las únicas decisiones creativas del elenco, así que salen series o películas y rotamos papeles durante algún tiempo. El cambio es la naturaleza de nuestra profesión, pero este coincidir constante también han creado familias muy, muy cercanas, donde existe mucho amor, mucha confianza y cuyo inicio se dio gracias a una obra alemana con más de 27 años en cartelera. Nos hemos acompañado por matrimonios, divorcios, conocemos a los hijos de papás primerizos y a los segundos y los terceros y la vida sigue sucediendo mientras ensayamos y montamos. Hemos armado una familia donde nos amamos mucho y en la que nos sentimos cómodos tanto fuera como dentro, sea que participemos en una temporada o no. Esas bondades se ven reflejadas en los personajes, porque nos permiten trabajar con ellos todavía con mayor profundidad gracias a la confianza que hay entre nosotros y esa complicidad se ve en escena.

Andrés Velasco – Ya para terminar la entrevista, Jerónimo, ¿si pudieras hablar contigo mismo cuando aún eras un niño, qué te dirías?
Jerónimo Best – Qué pregunta tan profunda y existencialista, eh. Me diría que nunca pierda, como Peter Pan, mi chispa y mis ganas de sentirme como un niño cuya única preocupación es jugar y divertirse. Esa es una habilidad muy útil que podemos heredar de nuestra infancia y, en trabajos creativos, te da una capacidad para el juego que te lleva a brillar en esta profesión. Cada función de esta serie de obras en las que nos involucramos invita al público a conectar con su niño interior, a través de esa capacidad de juego y gozo. No importa si uno es un adolescente, un adulto o un adulto mayor, pocas cosas son tan valiosas como reconectar con ese niño interior que busca y disfruta la vida, en lugar de solo percibir las tragedias de diario. Si me encontrara con Jerónimo, creo que solo le diría eso: por favor, nunca, nunca pierdas esa capacidad de juego y asombro. Atesóralo siempre.